viernes, 25 de abril de 2014

La verdadera historia de Sant Jordi

Ya sé que no tiene nada que ver con triatlón ni con natación ni con fútbol sala ni con atletismo y ni siquiera con ajedrez pero quería compartir con vosotros el relato que presenté al concurso de TMB y que me echaron para atrás por no versar sobre TMB.
Lo gracioso es que el apartado en el que lo presentaba era "Relato Libre". Así que os presento el original e inédito. Luego tuve que mutilar para que cabiera en los 3500 carácteres que me dejaban como máximo para presentar.

Espero que lo disfrutéis,

LA VERDADERA HISTORIA DE SANT JORDI

Aún le quedaba un trecho largo para llegar al castillo del dragón.
Era un camino bastante cerrado que atravesaba todo el bosque y pese a que era muy cerrado y oscuro iba directo a la entrada principal. Le habían dicho que lo más
dificil de toda la aventura era, sin lugar a dudas, el camino ya que se podía encontrar desde trampas a criaturas del bosque hambrientas y violentas con los que
tendría que lidiar y la verdad es que él no estaba en su mejor forma física.
Él se había convertido en la última opción para cualquier rey desesperado ya que desde que le dejó su última novia, cayó de cabeza en la bebida y aparte de ganar peso,
comer como un cerdo y llegar a no vérsela cuando tenía que mear...había empezado a perder pelo hasta tal punto que a su cabeza solo la poblaban tres pelos.
Se dejó barba para parecer más interesante pero era tan imberbe que la poca pelusilla que tenía, le hacía parecer que tenía un chocho en la cara.

El rey antes de acudir a él, había acudido a todos los principes y caballeros de la zona y de zonas de más allá. De hecho tuvo que comprar varias tarjetas de viaje de
Zona-1, Zona-2, Zona-3 y Zona-4...y no siguió a zonas más lejanas, no porque la zona fuera conocida como Mordor y sólo habitaran orcos de la Tierra Media, si no porque este año habían
subido las tarifas y hubiese tenido que vender un riñón para comprar las tarjetas de Zona-5 y Zona-6.
A todo príncipe que le preguntaba siempre recibía la misma respuesta:
-El dragón va a devorar a mi hija.
-¡La puta!
-No, la otra
-¿La gorda?
-No faltes al respeto
-Cierto...¿la de corazón grande? Uff, pues me pillas en mal momento.
Así que sólo le quedaba Jordi.
Prefería regalar su castillo y su trono a alguien que podía pasar por el enano mudito de Blancanieves que pensar en su hija devorada. Aunque realmente le preocupaba
más que el dragón se indigestara con tal cantidad de carne y se lo hiciese pagar al pueblo.
Y Jordi aceptó sin más preguntas. Hacía mucho tiempo que él no tenía ninguna misión y lo mejor de todo...que hacía mucho tiempo que él no echaba un clavo...así que era
un 3 x 1...aventura + castillo + mujer.
Pero había un problema...Jordi no era lo suficientemente valiente para enfrentarse al dragón. De hecho no era nada valiente.

Mientras caminaba pensando en su futuro, de la maleza se escuchó un ruido de lucha. Jordi comenzó a temblar pero como buen caballero que intentó ser en antaño, puso su mano
encima de la espada.
-¿Quién anda ahí? - dijo temoroso pero intentando parecer seguro de si mismo. El ser enigmático seguía luchando en la maleza.
Jordi tragó saliva, de hecho tragó tanta saliva que se le fue por otro lado y casi nos quedamos sin el protagonista de esta historia.
Su corazón se aceleraba y sus pulsaciones también. Estaba a nada y menos de sufrir un paro cardíaco.
"Tanto colesterol no es bueno. Si salgo de esta, señor, prometo ponerme a dieta" es la típica promesa que se hizo y que luego nunca cumplió.
De la maleza apareció el ser más terrorífico que Jordi temía. El peor ser que se podía encontrar: su madre.

La madre de Jordi apareció con sus mejores galas: la bata rosa con topos blancos, despeinada como recién salida de la cama y sus zapatillas rosas, con volantitos de pelo de animal,
de andar por casa.
-¿Ma...ma?
-No, el vecino.¡¿No te jode?!
-Pero, ¿qué haces aquí? Esto es peligroso para alguien de tu edad.
-¿Esto peligroso? Peligroso es entrar en tu habitación. Llevo dos semanas diciéndote que la arregles y te haces el loco. ¿Te crees que tu madre es tonta?
-Esto...
-Y ahora coges y te vas al bosque encantado. Que ya me dirás tú que tiene de encanto si son cuatro arbustos mal puestos y mal regados que se te enganchan al pie.
¿Qué haces aquí?

Jordi había reiniciado el camino intentando ir a una velocidad que su madre no pudiese seguir pero ella, pese a que siempre se ha quejado de sus rodillas, ahí le seguía
a una velocidad de 8km/h.
-¿Me vas a decir qué haces aquí? Tus hermanas nunca me ocultaron nada y tú...contigo no hay manera.
De repente un oso pardo de casi 3 metros de altura apareció gritando y gruñendo enfrente de ellos. Jordi corrió a esconderse tras una roca y su madre que además de sorda
y medio cegata (porque se había dejado las gafas de ver) cogió de la oreja al oso. El oso aullaba de dolor.
-¡Estoy hablando con mi hijo, así que vete por donde has venido! - fue entonces cuando soltó la oreja al oso y este salió corriendo - ¡Da recuerdos al tito José!
Mientras el oso huía despavorido, la madre meneaba la cabeza con desdén y en su rostro una sonrisa de complicidad.
-Mira que esta guapo el joío de tu primo Manolo - la cara de Jordi era un poema. Se volvió a su hijo -¿Entonces qué? ¿A qué has venido al bosque?
-Eres muy pesada, mamá
-¿Pesada?¡Pesado es parirte!¡Pesado es sacar por la pipetilla a un hijo que pesa 5kg! Lo que tu ves ahora es preocupación. ¿A qué has venido al bosque? - instantes de
reflexión - ¿No serás de esos que les gusta mirar a otras parejas hacerlo, no?
-¡Joder mamá! He venido a salvar a la princesa
-¿La princesa?¿Cúal?¿La que parece una barbie o la que parece una foca?
-La foca.
-¿Tan mal estás? Florinda, la hija del panadero te anda buscando...
-No tiene un castillo
-Ya pero al menos la distingues de una foca...porque la diferencia entre la princesa y la foca es que una tiene bigote y huele mal y la otra vive en el mar.
-Bueno mama, yo he decidido esta vida.
-No, si yo no me voy a meter. Pero no me gusta para ti. Y con lo miedica que eres...¿vienes a matar a un dragón?
-Sí y ya hemos llegado a su castillo.
-Bueno, te acompaño.
La puerta de la entrada principal estaba abierta de par en par y ambos entraron sigilosamente. Mientras se dirigían a la escalera de caracol, unos gritos aterradores llegaron
del último piso de todos. Ni corto ni perezoso, Jordi desenfundó su espada y corrió escalera arriba. De reojo miró a su madre que subía de dos en dos los escalones. "Luego las
rodillas le molestan...pero para verme cagarla, vuela". Observó que su madre no tenía arma. Ella también se dió cuenta. Paró un momento en seco, se descalzó de una zapatilla
y siguió corriendo hacia arriba.
En otras circunstáncias, Jordi le hubiese dicho algo pero él sabía que no había arma más feroz que la zapatilla-boomerang de su madre. Un zapatillazo de su madre
depende donde diera en el objetivo, este caía a plomo. Y siempre al zapatillazo le acompañaba la frase: "Como me quite la zapatilla, te doy". Esa frase es mucho más
aniquiladora que cualquiera otra en la historia de la humanidad.
Ambos corrían como si no hubiese mañana. Aceleraban al escuchar gritos desgarradores. Jordi tuvo que parar a coger aire, pues recordemos que hacía mucho tiempo que
no hacía deporte. En ese momento, se escuchó el último grito desgarrador de todos. Sabían que habían perdido la oportunidad de salvar a la princesa.
La madre le susurró a Jordi: "si no te hubieses parado, ahora la habríamos salvado. Que eres inorpotuno como el galgo Lucas, que se ponía a mear cuando salía la liebre".
Decidieron ir a por el dragón para acabar con el suplicio del pueblo y quien sabe lo mismo el reinado podría ser suyo y tendría de esposa a la princesa barbie.

-Grrrggghhaaaarrrrgggggghhhhhh - un enfurecido grito (eructo) ensordeció a todo el reinado. La gente en sus casas apagaron todas las luces y cerraron a cal y canto las puertas.
Fue entonces cuando Jordi y su madre entraron en la habitación y descubrieron el escenario más atroz que podían imaginar: una cabeza suelta de dragón muerto, toda la habitación
ensangrentada y la princesa comiéndose a los restos del dragón.
-Menuda vacaburra...tu carga al bicho, hijo mío, que yo veré como arreglo la historia para que seas un héroe. Se volvió a calzar las zapatillas.

Una gran expectación había en el pueblo. Todos esperaban la llegada de sus futuros reyes, entre los cuales estaba un futuro rey que había salvado el reinado de las garras
de un feroz dragón. También esperaba un cura para proclamarle santo: Sant Jordi. Y ahí llegó Jordi, encima de un caballo blanco de gala que resoplaba porque tenía que empujar
un carro con la princesa a cuestas. A pie andaba la madre de Jordi junto a un escribano de la corte.
-¿Y cómo acabó la historia, señora?
-Pues...cuando mi hijo le cortó la cabeza al dragón después de una incesante batalla...de la sangre brotaron rosas.

Y todos en esta historia vivieron felices y comieron perdices (menos la princesa que se comió al caballo blanco de gala).

FIN

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